De toda la moda portuguesa propuesta en esta edición de Moda-Lisboa, sin duda alguna, la de Nuno Gama ha sido la mejor. Inspirada y entendida como un homenaje a Pessoa (a esa personalidad enorme y múltiple, a veces oscura, con los destellos geniales que da la poesía), la colección enteramente masculina se basó en grises, marrones, negro, cuadros ingleses, lanas muy amables. Sobre un “cast” selecto y de auténtico lujo (en pocos sitios del mundo hay un potencial de modelos masculinos como en Portugal y en este desfile se vio hasta el éxtasis visual), Nuno Gama se giró hacia su poética de la sastrería, de dominio del oficio en profundidad y eso se podía constatar en que las prendas exigían de esa cultura del sastre (algo que lleva dentro, que es parte de su figura).Primero hizo una puesta muy teatral; un actor, con añejos libros bajo el brazo, declamó y unos modelos salieron al invierno lisboeta, protegidos por gabardinas, 7/8 algo trapezoidales y unos ¾ abrigados con botonaduras dobles de latón (media-bola llamaban antaño los de las fornituras) y un aire que si bien atemporal, quería viajar a pie y despacio por un brumoso Barrio Alto, entrar en los libreros de viejo y en las barras del fado donde se acodaban poetas y buscavidas. Luego, el paño escocés en sus múltiples densidades se acopló al “corduroy” mostaza (tejido a veces denominado “pana rayada gruesa”, lo que no es exacto y que viene en realidad del original francés “cordonnier”, es decir, cordoncillo) y entró con fuerza en el siglo XXI y sus pautas: la sensual “bomber” dorada con aplicaciones de cuero en coderas y bolsillería ya lo señalaba como imbricado en tendencia. Unas bufandas gigantes a dos caras con importantes flecos gruesos y larguísimos al tono daban la señal atlántica de que hay protegerse de un viento inclemente que no cesa. Un vaquero suelto, alto y con tirantes ingleses recordaba (y el ya hoy consagrado modelo Rodrigo Santos fue perfecto en su biotipo y su mirada para esta caracterización) esa vida joven de antes, inquieto, buscando una iniciación. Un cuello de zorro en un “plumas” invitaba a buscar donde guarecerse. Hubo la ya clásica en Nuno Gama cazadora de cuero envejecido de estilo aviador, francamente perfecta en su confección y entalle, y unas bufandas “logotipadas” furiosamente al estilo y siempre jugando con ello, de las canónicas del fútbol. El calzado se basó en la bota de caña (mitad de leñador, mitad de monta) muy evolucionada y también marcada con el logotipo de la casa (esa cruz que recuerda épica y estética las Cruzadas) en aplicaciones cosidas al ruedo de la caña. Los sencillos “t-shirts” de algodón lavado presentaban grabados en oro, lecturas que podían ser versos para ser leídos bajo una farola equinoccial o rasante. Debe destacarse que en la colección se acentuó la presencia del los “plumas” negros de nylon cosidos a cuadratura y las camisas lucieron siempre un cuello pequeño y redondeado, casi inocente. Los vaqueros negros de corte bajo, eran rectos sin llegar al pitillo y se relajaban con la gráfica de los ultra-caídos bolsillos traseros (otra vez la cruz de marras). Como conclusión puede decirse que Nuno Gama sigue estando al frente del diseño portugués, que su nivel podía ser exhibido en cualquier foro internacional que se precie y que sus prendas, realistas, factibles, actuales y de una hechura ejemplar, crean el deseo de la posesión y el usufructo inmediato.
by Roger Salas
by Roger Salas
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